La delgada línea ética que separa un fotoperiodista de un 'turista sucio'



Si le preguntamos a un fotoperiodista profesional o un fotógrafo documental cuál es el consejo que le daría a un amateur que quiere ser profesional, entre muchos otros seguro que encontramos uno esencial: viajar. Viajar enriquece la vista y el alma, nos ayuda a ser más humanos porque nos acerca a gente con perspectivas diferentes sobre la vida. Para un fotógrafo, viajar también enriquece y excita constantemente al ojo enseñándole rostros, vestimentas y paisajes que no ha visto nunca. A muchos de nosotros nos encantaría realizar un viaje a algún lugar remoto como India, Indochina o África para vivir en primera persona el contraste de cultura y poder fotografiar esa maravillosa experiencia. 

Sin embargo, existe una delgadísima línea en la ética profesional de un fotógrafo que debemos aprender a distinguir para no convertirnos en un 'turista sucio'. El 'turismo sucio' son aquellos viajes realizados a países desfavorecidos con el objetivo tiene retratar la pobreza y la miseria de países como Tailandia, Vietnam o Brasil. Este tipo de turismo es alimentado por aquellos fotógrafos aficionados que viajan para encontrar buenas imágenes pero que en su lugar encuentran la satisfacción de saber que no comparten la mala situación de aquellos a quienes retratan. 

La ética del fotógrafo documental 



La ética de un fotógrafo considero que es el aspecto más importante si queremos dedicarnos a la fotografía documental. No podemos limitarnos a retratar a la última tribu de bosquimanos en el sur de África si tan sólo queremos llegar, tomar unas fotos e irnos. Un buen fotógrafo debería tomarse su tiempo para hacer este tipo de trabajos, sumergirse en la cultura y las tradiciones de la tribu y llegar a ser uno más. Ser invisible. 

La historia de Edward Sheriff Curtis es la más apasionante que conozco cuando hablamos de fotógrafos con una ética inquebrantable. Este fotógrafo estadounidense vivió entre 1858 y 1952, y dedicó más de 30 años de su vida a documentar la vida de los nativos americanos. Entre muchos otros temas, Curtis pudo documentar los hábitos, costumbres, mitos y rituales con sumo respeto gracias a la creciente confianza que los nativos depositaron en él. Retrató la vida de muchísimas tribus como los Apache, los Cheyenne o los Commanche entre otras. 

Al convertirse en uno más, Curtis llegó a realizar rituales secretos, únicamente permitidos a los nativos americanos. Rituales extremos como uno en el que tras 17 días ayunando, se debe bailar al ritmo de los tambores con el cuerpo pintado, vestido con tan sólo un taparrabos y sosteniendo una serpiente de cascabel viva con la boca. Su ética le valió ser considerado probablemente el único 'nativo americano blanco' de la historia. 

El Gobierno Estadounidense apadrinó una extensa web compuesta por la magna obra del fotógrafo, compuesta por 20 volúmenes acompañados de sus respectivas fotografías. 

Jimmy Nelson, cuando la fotografía documental se convierte en espectáculo 

Justo en el otro extremo de la ética profesional de un fotógrafo documental encontramos a Jimmy Nelson. Conocí su figura hace un tiempo gracias a la colección 'Before They Pass Away', O Before They Pass Away By Jimmy Nelson editado en libro. Todo comienza el día que Jimmy Nelson encuentra la financiación para realizar un ambicioso proyecto: viajar por todos los rincones del mundo para retratar las tribus más amenazadas del planeta. Entre estas tribus encontramos los Gauchos argentinos, los Monjes tibetanos, o la tribu Banna originarios de Etiopía. 

Suponiendo que el objetivo de Jimmy era bienintencionado, la ética y la vía eran muy desafortunadas. Llevó consigo un espectacular equipo de fotografía compuesto por flashes, cámaras y accesorios de alta gama y si vemos el Making Of de la serie podemos ver cómo Jimmy no elabora un trabajo documental, sino que decide hacer posar a los indígenas o hacerles vestir máscaras y trajes reservadas a ceremonias sagradas. Todo por unas fotografías. 

Esta falta de ética tan abismal fue denunciada por Survival International, que además de demostrar que los retratos no eran veraces, denunciaron los graves conflictos y la delicadísima situación en los que muchas de estas tribus se ven involucradas, un tema que Jimmy ni siquiera ha mencionado en la colección. 

Conclusiones 

La emoción de viajar no debe llevarnos a tomar fotografías banales de los habitantes de un país para valorar nuestra buena situación. Lo mejor que podemos hacer es sumergirnos en una cultura que no es la nuestra, aprender a ser uno más y entonces nos ganaremos el derecho de fotografiar la miseria y la gloria de un país y sus habitantes de forma consciente de lo que estamos hablando. Las prisas nunca se han llevado bien con el trabajo bien hecho, por lo que apresurarnos o disponer de poco tiempo para viajar no es una buena opción si queremos ser buenos fotógrafos documentales.

Fuente: XatakaFoto
Foto | WikimediaCommonsWikipediaTransformer18 en Flickr (redimensionada)
Imagen | Arend Vermazeren